jueves, 24 de marzo de 2011

Abriendo los cajones equivocados

Mira cómo tus juguetes,  jojojo, y también abren los cajones, el único ploblemita es que ellos  están  güeros,  ¡Qué lindos!, ¿no?

      La casita ésta, "la prestada" está recién limpiecita, la mamá ya termino toooooddddddooooo mientras yo estoy aquí haciendo otla botellita para ti.

 Leímos un cuento y entonces la mamá me leía sobre fantasmas en plimavera y uno le preguntaba a otra: "¿Tú como andas con tus fantasmas? yo por lo menos tengo la luna”. ¿Tú crees? Justo cómo nosotros y luego que le decía "¿Vos ya  te habituaste?". Entonces vi como la mamá se tragaba un bola de puras lágrimas para seguirme leyendo el cuento, ese que ahora te cuento. ¿Ya ves ya te conté una historia?
  
     Hoy observé muy bien a la mamá: Todavía abre su cajón de calzones, pero el viejo; el que usaba cuándo tú tenías el de arriba. Ella no sabe que la vi estrellar el cajón con desesperación. 
 
Todo está muy raro por acá, la mamá duerme con pijama desde que se  rompió mi casita, yo sigo sin hablar (no hablo con nadie ni con Jehu).  Jehu pregunta a la mamá: "Ya vino Chinos", y mi mami responde: no, y yo bajo mi cabecita para que nadie vea cuántas lágrimas chillonas se me juntan en los ojos.

      Dormimos cuándo casi la luna se esconde pero encendemos la vela para ver la flamita. ¿Te digo algo? Son demasiadas lunas diferentes en un mes... Son demasiados días y me olvido de contarlos.  Me gustó decir "Vos", ¿Vos ya te habituaste? ¿Dónde duermes? Yo duermo en el cuarto con la mamá pero es otra casa fea, descompuesta, y partida. Ya me voy a dormir tengo un belinche que me apachurra el corazón, que me aprieta en mis manitas y me llena de llorar. ¿Cuántos días más me cabrán en un sólo mes?, Ésta botellita la termine a las 4:30, ya de madrugada, con la calle sin nadita de ruido pero pegué puras locuras, jijiji, ahora si la suelto en la mar.


 

1 comentario:

Carlos Ortega dijo...

Osito Carlitos Ortega Véliz:

Te escribo, un poco triste… pero también un poco feliz, por saber que todas mis botellas con mensajes te han llegado… y que, también, por azares del mar de la red, (como bien le dices), todas tus botellitas con mensajes me han llegado.
Quiero decirte que yo también los extraño… muchísimo, tanto que ni sé cómo podría explicártelo. No hay un solo día que no los piense. Quisiera que todo se resolviera ya, así, como por arte de magia. Que cambiáramos de alma y de casa, a una que fuera nuestra, así como fuera y poder verlos, así, todo y todos nuevos…
Pero no es así de fácil. No hay truco ni camino fácil. Y tampoco nadie puede hacerlo por nosotros. El resolver esas cosas depende sólo del empeño honesto que cada quién, por su lado, pongamos La Mamá y yo. Los dos por separado, pues ya sabes cómo no nos ha ido bien antes, jurándonos cosas que no hemos cumplido, algunas porque ni las hemos podido entender bien, nos ha dado miedo o ni siquiera se nos han ocurrido y necesitamos ayuda para hacerlo. Y hemos vuelto sólo a la necesidad de tenernos aunque eso enmarañe y enrede más nuestros propios pasados.
Por todo esto, le he escrito a La Mamá y le he compartido lo que veo y lo que siento y creo que si resolvemos eso, cada quien por separado, podremos entonces sí decir si podemos (y queremos) o no intentar hacer algo que ahora sí sea nuevo.
Debes saber que la batalla será dura e incómoda, en ratos lenta y dolorosa, así que requerirá de todo tu apoyo. No debe caber más la tristeza ni el miedo (o por lo menos no como motor). Habrá trampas, personas, ideas y cosas que dirán que ayudan y no lo hacen, que estorban e incluso le metan el pie para que caiga. Cuando esto pase, corre con La Gardenia, huele un poco de su aroma y regresa con La Mamá, recuérdale todo. Haz que se repita en voz alta: TENGO DERECHO A SER FELIZ Y LO VOY A SER, YO, CONMIGO.
Debes saber que La Gardenia no es un símbolo mío, no. Ni mucho menos un amuleto mágico, nada de eso, sino es una forma de amor. No de MI amor, sino del amor todo, en general. Así que no será mi aliento sino sólo ALIENTO, de ésta vida, que vale la pena vivir, por sí sola.
Y si La Gardenia se pone triste o si se seca, no debes llorar ni tener miedo o angustiarte. Sólo hay que ir al vivero por otra, pues es sólo un símbolo. La verdadera fortaleza y poder los tenemos todos dentro de nosotros mismos y La Mamá además sabe bien encontrar esos símbolos, ese amor a la vida, en las cosas que le rodean, eso lo sé bien… muy bien.
Yo estaré mejor, que antes y que hoy, lo prometo. Ahora tampoco tengo casa, a veces no duermo, no tengo lugar y como mal. Pero estoy dispuesto a arreglar conmigo lo que está descompuesto. A ser feliz y a quererme. Estaré mejor, lo prometo.
Recuerda pues seguir siendo bueno, oír siempre a tu pequeño corazón y reír, reír y reír. Abrazar mucho a Jehu y a Alondra (sí, con todo y sus cositas que luego te hace), pero más a La Mamá. Seguirla queriendo y si puedes, de noche mientras duerma, decirle por mí… te quiero.

Con todo mi amor:
Papá.

P.D. Me gustaría saber ahora de tus aventuras. De tus juegos o tus travesuras. Tú sabes muchas historias lindas y que enseñan. Ahora que sabemos que las botellas en el mar de la red llegan ¿no crees que sería mejor escribir sobre eso?